16 enero 2006

Listillos

Veinte minutos de retención para recorrer aproximadamente un kilómetro, esto es una media de 3 Km/h. Un hambre que me comía el volante. Según paso al lado de cada uno de los vehículos aparcados en doble fila que están provocando semejante atasco me acuerdo de lo mucho que estarán disfrutando tomando el café en el bar de enfrente (claro, porque el coche hay que dejarlo justo en la puerta del bar por si pasa algo). Claro está que si no hacemos nada pues ahí queda el coche o la furgoneta o lo que sea, mañana otra vez, y al siguiente, y al siguiente... Mientras tanto, los otros mirando si has pasado a 52 km/h en zona de 50 km/h con el consiguiente peligro. Los que se suben al coche con toda la calma y chulería del mundo (como diciendo: "aquí estoy yo, ahora cojo mi coche y me voy hasta el próximo bar, donde dejaré de nuevo el coche en la mismísima puerta impediendo el paso de los demás vehículos"), no crean peligro ninguno, eso está por demostrar.
Al final del monumental atasco, me toca esperar detrás de uno que espera a que su anterior aparque. Muy bien, pues tras varias maniobras (con semáforo en rojo), el primero aparca y ya con semáforo en verde, se acuerdan dos del coche que me precede que tienen que bajarse y sacar varias bolsas del maletero. Tocamos "ligeramente" el claxon tanto varios coches de atrás como yo. ¿No habían pensado mientras las maniobras del 206 que podían ir bajando? Pues tras los sonidos del claxon, el niñato que había bajado del coche entra en un estado de ira, con gritos de todos los tipos y volúmenes. Le faltó llegar a la agresión, estos brutotes cuando están así me recuerdan a Don Quijote pegándose con los molinos de viento.
En fin, no te queda más que resignación, si es que lo que no puede ser, no puede ser.
Asín nos pinta el pelo.